Las felicitaciones navideñas o christmas (del inglés Christmas cards) forman parte de las tradiciones que acompañan a la celebración de la Navidad en todo el mundo. Es una costumbre muy arraigada tanto en la sociedad occidental como en la asiática, aunque siempre adaptada a cada país y con diferencias culturales.
Las postales de felicitación navideña tienen, en muchos casos, un sentido religioso. Sin embargo, para muchas personas estas tarjetas son simplemente una manera de contactar con familiares y amigos y transmitirles buenos deseos en una época tan propicia a la emotividad como la Navidad.
Todo esto, en la era de las comunicaciones digitales, puede parecer una costumbre perdida. Pero ¿se mantiene la tradición? ¿Se siguen enviando christmas navideños? ¿O ya sólo felicitamos a través de las redes sociales o del correo electrónico?
En este post te cuento de dónde nos llega esta tradición, (¡con un montón de curiosidades!), te explico por qué debes enviar felicitaciones navideñas y cómo te pueden ayudar con el márketing de tu negocio y, por supuesto, te enseño cómo puedes crear y diseñar las mejores felicitaciones navideñas.
¿Envías felicitaciones navideñas?
1. Un poco de historia y curiosidades: el origen de las postales de Navidad
¿Cuál fue la primera tarjeta de Navidad?
Las postales de Navidad tal y como las conocemos tienen apenas un siglo y medio de vida. Su precedente más antiguo conocido son los pequeños grabados con escenas religiosas que vendían los monjes de los monasterios de la Edad Media a peregrinos y visitantes.
Las familias también tenían la costumbre de enviar notas manuscritas de felicitación a amigos y familiares. Para ello se utilizaban tarjetas con las que se recordaban las fechas señaladas: felicitaciones en el día del cumpleaños, en Navidad o Año Nuevo. Estas tarjetas se utilizaban también en el día de los enamorados y tenían mucho éxito. Se tiene constancia de una tarjeta de Navidad de la que se imprimieron varias docenas, en 1784, diseñada por un ilustrador inglés, W.E. Dobson. Tenía una escena de paisaje nevado y un árbol de Navidad.
La primera tarjeta de navidad comercial
Y así llegamos a mediados del siglo XIX, al momento en el que a las artes gráficas llega la cromolitografía, una modalidad de impresión que causó una pequeña revolución, ya que a través de ella los dibujos se podían imprimir en varios colores. Éste fue el punto de partida para que se produjera el salto a la venta de las tarjetas navideñas en 1843.
La comercialización de la Navidad realmente ya estaba en marcha, impulsada también por el desarrollo de la industria editorial. Se comenzaron a editar libros y recuerdos de Navidad más asequibles, dirigidos a la clase media en crecimiento. Ese mismo año Charles Dickens había publicado “Un cuento de Navidad” (A Christmas Carol), que tuvo un gran éxito.
Otro empujón para que se empezaran a vender las tarjetas de felicitación navideña fue la reforma del servicio postal británico, bajo la dirección de Sir Henry Cole. Este inglés polifacético (fue fundador y director del Victoria and Albert Museum en Londres) reformó entre 1837 y 1840 el servicio postal y creó el sistema de “correo a un penique”, que permitía enviar cartas por esa cantidad fija, abaratando el sistema y haciéndolo más accesible al público en general.
No se si se inspiró en él o simplemente aprovechó la buena acogida del libro de Dickens, pero a Sir Henry Cole se le ocurrió la idea de diseñar una tarjeta navideña que le valiera para todos sus compromisos (que por lo visto eran muchos), y le encargó a un amigo, el artista John Callcott Horsley, que la ilustrara. De esta primera tarjeta imprimieron una tirada de 1050 ejemplares, que podían personalizarse por la parte trasera con un saludo escrito a mano. Todas las que sir Henry Cole no utilizó para sus compromisos se vendieron.
Las tarjetas se anunciaban en la prensa con este texto:
El diseño era a color y con el mensaje escrito de Feliz Navidad y feliz Año nuevo.
También tenía dos líneas en las que se podía escribir para quién era y quien la escribía. La ilustración tenía tres escenas: las dos partes exteriores mostraban a las personas que cuidaban a los pobres (alimentar al hambriento y vestir al desnudo) y en el centro había una familia cenando en Navidad (que representaba a la familia de sir Henry). El dibujo de los niños bebiendo vino resultó al final un poco polémico, pero esto no impidió que se vendieran las tarjetas y se tuvieran que imprimir más para satisfacer la demanda.
La segunda tarjeta de Navidad de la historia fue diseñada por el artista William Maw Egley un poco más tarde. El diseño es muy parecido al anterior: escenas de alegría festiva de clase media y escenas de caridad. Y como la primera también tuvo éxito.
En 1893 la costumbre recibió la confirmación real cuando la Reina Victoria encargó 1.000 tarjetas a una imprenta y felicitó con ellas a todas las Casa Reales, aristócratas y personas afines a la monarquía británica. A partir de ahí la popularización del envío de tarjetas fue general, convirtiéndose en una de las costumbres que más personas realizaban al acercarse la Navidad. Con el paso del tiempo se generalizó su empleo en Gran Bretaña y en otros países europeos.
Un repaso al diseño de la época victoriana
En estos primeros años de comercialización su diseño fue variando. Se empezaron a utilizar otros materiales como el encaje de papel (papel troquelado imitando el encaje, por influencia de las tarjetas de San Valentín), las telas y tintas metálicas.
En estas tarjetas se alternaban escenas religiosas, flores, hadas e imágenes divertidas y sentimentales de niños y animales. Se introdujo la mayoría de la iconografía familiar que conocemos de la Navidad, utilizada en el diseño de las tarjetas de felicitación navideña, tanto religiosa como pagana: los ángeles, las iglesias, la cena de Navidad, Santa Claus, los regalos, el árbol decorado, los árboles típicos (acebos, abetos y pinos), los paisajes nevados,…
Estados Unidos
En Estados Unidos estuvieron importando las tarjetas navideñas de Europa hasta que en 1875, Louis Prang, un inmigrante alemán, abrió su propia imprenta y comenzó a vender allí las primeras tarjetas de Navidad. Tuvo tanto éxito que para 1881 Prang producía más de cinco millones de tarjetas de Navidad cada año. También organizó concursos de diseño de tarjetas de Navidad ofreciendo sustanciosos premios en metálico, que atrajeron a muchos ilustradores y artistas de la época. Sus diseños tenían escenas de nieve, abetos, chimeneas brillantes y niños jugando con juguetes.
Europa en los inicios del siglo XX
En Rusia tras la revolución bolchevique se prohibió la celebración de la Navidad católica, y se intentó eliminar la simbología cristiana. Se sustituyó esta tradición por otras nuevas, cambiando incluso las fechas (en Rusia se celebra a principios de enero) dando prioridad al año nuevo, y se mantuvo la tradición de enviar tarjetas, eso sí, con su mitología propia: Ded Moroz, el equivalente a Papá Noel y su nieta Snegurochka, la muchacha de la nieve. Stalin ordenó, para eliminar cualquier simbología occidental, que el traje del abuelo de la nieve fuera azul, para que no se le pudiera confundir con Santa Claus.
Las postales de los oficios
Aunque la comercialización de las tarjetas de felicitación Navideña tal y como la conocemos tiene su origen en la historia que te acabo de contar, en España se tiene constancia de una postal de Navidad en 1788, repartida por los serenos, con el que se inició la práctica de entregar la misiva en mano para pedir el aguinaldo en España. Hubo que esperar unos años más, hasta 1831, para que esta costumbre se generalizara, y fueron los repartidores del Diario de Barcelona.
Estas postales navideñas, que con la llegada de la cromolitografía al mundo de las artes gráficas se llenaron de color, tenían un diseño característico y peculiar.
En el frontal de la felicitación aparecía la figura idealizada del trabajador, con las características propias de su oficio y vestido con el uniforme de gala o con el atuendo de trabajo. Rodeando esta ilustración aparecían elementos tradicionales de la Navidad: escenas religiosas y alimentos y bebidas típicos de estas fiestas como el turrón, el pavo, las uvas o el champán. Posteriormente van apareciendo otros elementos, que poco a poco se van incorporando a los demás símbolos navideños: el abeto y objetos para su decoración, hojas de acebo y escenas de familias comprando figuritas del belén.
Por la parte trasera estaba el texto de la felicitación, generalmente escrita en verso, en la que el trabajador de una forma sutil pedía el aguinaldo.
Las postales de felicitación navideña durante las épocas de guerra (I Guerra Mundial y II Guerra Mundial)
Tanto durante la Primera Guerra Mundial como durante la segunda el envío de correos, cartas y postales era muy importante. Servían sobre todo para animar a los soldados, para que tuvieran la moral alta y recibieran noticias de sus familias, y al revés. De hecho, a pesar de las políticas de austeridad de los gobiernos se alentaba a las familias a que escribieran. (Esto es algo que en prácticamente todas las películas bélicas puedes comprobar, siempre hay cartas para los soldados, igual que también hay muchas escenas en las que ellos escriben a sus familiares).
Los soldados enviaban lo que podían, muchas veces eran tarjetas que ellos mismos dibujaban a mano. Las que recibían solían tener temáticas muy distintas, algunas de ellas insistían particularmente en el tema del soldado alejado del hogar y en la nostalgia de la familia.
También se utilizaban como propaganda política. Un ejemplo claro de esto lo tienes en las postales navideñas que se editaron durante el Tercer Reich en Alemania.
Las postales navideñas del Tercer Reich
Aunque el Tercer Reich trató de eliminar todo rastro de la religión que pudiera recordar al judaísmo, no suprimió las fiestas religiosas (ni las costumbres) sino que las adoptó y transformó según su ideología, de tal modo que esas fiestas se convirtieran en una perfecta celebración nacionalsocialista. Aprovechaba además cualquier ocasión para “vender” sus bondades, y las tarjetas de felicitación navideñas no se libraron de ello. Durante la 2ª Guerra mundial la mayoría de estas postales tenían escenas con las familias recordando a los soldados que estaban en el frente.
Había recomendaciones de sustituir la estrella del árbol de Navidad y el ángel del pesebre por una esvástica y se dibujaban escenas con la maternidad, los niños y la familia. También se incluía mucha simbología nazi, con esvásticas y runas.
En la década de los 50, tras las grandes guerras, el diseño de las tarjetas de Navidad vuelve a las escenas familiares que combinan las tradiciones y la nueva sociedad de consumo. El envío de tarjetas navideñas se convierte a partir de entonces en un buen negocio para las empresas que las comercializan y para los servicios postales.
Las postales solidarias
Las organizaciones benéficas poco a poco también se apuntaron a esta tradición. Unicef fue una de las primeras. En 1947, la niña checa Jitka Samkova hizo un dibujo (unos niños jugando bajo el sol) para agradecer la ayuda que Unicef había prestado a su país durante la Segunda Guerra Mundial. Este dibujo se convirtió en 1949 en la primera tarjeta navideña de Unicef. Desde entonces, tanto Unicef como otras organizaciones benéficas (Cruz Roja, Cáritas, Médicos sin Fronteras…) imprimen sus propias tarjetas navideñas obteniendo beneficios para sus programas de ayudas.
España. Las tarjetas navideñas de Ferrándiz
Durante la primera mitad del siglo XX en España las tarjetas navideñas eran reproducciones de cuadros clásicos de tema navideño. Una de las imágenes más recurrentes era la Adoración de los Reyes Magos. Eran cuadros solemnes y serios. Esto cambia a partir de 1950, con la irrupción en el diseño de las tarjetas postales de un diseñador catalán, Juan Ferrándiz Castells, que revolucionó completamente el sector. Sus ilustraciones eran escenas bucólicas y muy dulces, protagonizadas por niños, animalitos humanizados y angelotes, todos con una estética muy peculiar: grandes cabezas con mejillas sonrosadas y ojos pequeñitos, siempre con actitud risueña. Este cambio tuvo muchísimo éxito, y durante muchísimos años estas tarjetas se podían comprar en todas las librerías y papelerías de España.
2. Beneficios que te aporta enviar postales de Navidad
¿Por qué debes mandar felicitaciones de Navidad?
Como puedes comprobar, el envío de tarjetas postales a familiares y amigos es una tradición que con sus altibajos se ha mantenido a lo largo de la historia reciente de la humanidad.
Las empresas y negocios también vieron clara su utilidad, e introdujeron su envío a mediados del siglo XX como una herramienta más de marketing, pasando a formar parte de su campaña de Navidad.
Si tienes una empresa, ¿en qué te puede ayudar a ti enviar postales de Navidad?
El principal es felicitar las fiestas y enviar buenos deseos a tus clientes, empleados, socios,…, a todas las personas con las que trabajas (es importante no perder de vista este matiz).
- Puedes llegar a potenciales clientes, y hacer una campaña para que te conozcan, ya que en estas fechas están más receptivos a recibir todo tipo de comunicaciones.
- Puedes hacer balance del año y felicitar a través de las tarjetas que envíes a tus empleados y clientes por un buen año comercial.
- Te ayudan a transmitir tus ilusiones y deseos como profesional o empresa (te puedes permitir ser un poco cursi, en estas fechas está permitido 🙂 ).
- Te ayudan a comunicarte de manera más próxima y sincera con tus clientes, proveedores y empleados.
- Y a rebajar el tono más serio que probablemente uses en tus comunicaciones durante el resto del año.
- Te permite lanzar ofertas creadas especialmente para la campaña de Navidad.
Diferenciarte de la competencia, ¿cómo lo haces?
Sin embargo, en el envío de postales de Navidad no es tan sencillo llegar a los clientes. Lo difícil será diferenciarte, porque obviamente no serás el único que tendrá esta buena idea. Tus clientes recibirán muchas felicitaciones y postales navideñas de otras empresas. Y aquí está una parte del problema: el 90% de las felicitaciones digitales se eliminan sin abrirlas. ¿Y qué pasa con las que llegan por correo postal? Por experiencia personal yo las abro todas, pero pocas pasan el filtro de que me parezcan interesantes o me aporten algo de valor. Se cuida muy poco la comunicación en estos envíos y debes tener en cuenta que una felicitación igual que cualquier otra comunicación que hagas muestra una imagen de ti mismo y de tu empresa.
- Son impersonales, tu cliente no se siente identificado.
- Son poco creíbles, están tan llenas de amor y felicidad que les falta “verdad”.
- Son muy serias (y aburridas).
- Son muy graciosas y no pasan el filtro. Estos envíos son peligrosos a no ser que conozcas muy bien a tu público objetivo, porque pueden provocar malas interpretaciones y rechazo.
¿Qué puedes hacer para solucionarlo?
1 Cuenta una historia
Esta es la mejor manera de conectar con el receptor de tu postal navideña. Las postales asépticas de buenos deseos llegan a su destino pero no calan, no se quedan, se olvidan con mucha facilidad. Así que mi recomendación es que aproveches que la Navidad es una de esas épocas en las que estamos más receptivos y abiertos y cuentes una historia. De esta manera, conseguirás conectar emocionalmente con tu público objetivo, tu felicitación navideña se quedará y será más fácil que recuerden tu marca. Puede ser una anécdota de tu empresa, el recuerdo de cómo comenzaste tu negocio o la historia de un cliente al que ayudaste (o te ayudó). Puedes dar rienda suelta a tu creatividad.
2 Muestra tus servicios
Puedes aprovechar la tarjeta de felicitación navideña para recordarle a tu cliente toda la gama de productos y servicios que tienes, y adjuntar un PDF (físico o digital) bien maquetado.
3 Sé generoso
En España hay mucha tradición de jugar a la Lotería de Navidad, así que un buen aliciente puede ser que compres números, hagas participaciones y las incluyas en tu felicitación de Navidad. Ya se que es publicidad (y poco mentirijilla) pero los propios anuncios de la lotería de Navidad en España son un ejemplo del enganche que tiene, puedes comprobar la efectividad de este tipo de estrategias.
4 Ofrece ofertas especiales
Sí, este sería un objetivo fantástico, que puede ayudarte a aumentar las ventas durante estos días. Puedes tentar a tu cliente con un aliciente para comprar en tu negocio, ya que en esta época está sumido en una vorágine consumista.
Puedes emplear el envío de tarjetas postales para comunicar sus ofertas de manera original.
Puedes hacer uso de tu creatividad y promocionar packs de tus productos o servicios especialmente diseñados para Navidad. De esta forma no estarás aplicando grandes descuentos que quizá no puedes permitir pero sí que estarás dando un valor añadido a tu público.
5 Aumenta la visibilidad y amplía tus clientes potenciales
También puedes aprovechar esos envíos para invitar a tus clientes potenciales a una primera consultoría gratuita o una visita a tu comercio como incentivo para que te conozcan.
Como conclusión, por si no te ha quedado claro:
Sí, debes enviar felicitaciones de Navidad.
Tienes un montón de ventajas que no puedes desaprovechar.
3. Y ahora la gran pregunta: ¿impresas o digitales?
¿Están en desuso las felicitaciones de Navidad en papel?
Lo cierto es que puede parecer que sí, pero durante la primera quincena de diciembre sigue siendo muy común encontrarte colas en las oficinas de Correos con gente enviándolas, y es muy fácil comprar un montón de modelos distintos en muchos comercios. También están muy asociadas a organizaciones benéficas como Cruz Roja o Unicef, que editan y ponen a la venta colecciones durante estas fechas, y en su precio está incluido un donativo.
En esta época también puedes encontrar felicitaciones de Navidad acompañando las tradicionales cestas de Navidad o los obsequios que reparten las empresas.
Pero es indudable que la felicitación o las postales de Navidad digitales llegaron para quedarse, y que internet nos facilita mucho la vida. Ahora llega el momento de ponerte a diseñarlas y tienes que decidir sobre el formato que vas a utilizar, así que ¿impresas o digitales?.
Te he hablado de las postales de Navidad en general y seguro que ya tienes claro que debes utilizarlas en tu estrategia de márketing.
No sé cual es tu experiencia, pero te voy a contar la mía: para mí hay una gran diferencia en cuanto al envío de felicitaciones impresas y felicitaciones digitales: el receptor, la persona, empresa, institución que va a recibirla.
Para mi familia y amigos uso las felicitaciones en papel, manuscritas y más personales, y para enviar a otras empresas o clientes utilizo las felicitaciones digitales.
Esta diferencia la puedes utilizar también como ventaja. Pero para elijas bien te voy a dar las claves de cada formato, las ventajas y desventajas que creo que tienen las felicitaciones impresas y las felicitaciones digitales:
IMPRESA
¿Qué opciones tienes?
- Hacerla a mano.
- Imprimirla en imprenta.
- Comprar las que ya están hechas.
A FAVOR:
- Son manuscritas.
- Son personalizadas.
- Te hacen diferenciarte, ser especial.
- Conectas emocionalmente con tus clientes.
- Suponen mayor creatividad, tienes muchas opciones, muchos materiales.
- Ya casi no lo hace nadie (aunque los balances económicos de empresas como Hallmark dicen otras cosas).
EN CONTRA:
- Dinero: Son más caras, tienes que pensar tanto en el dinero que te cuestan las tarjetas (y por tanto el número de ellas que tienes que enviar) y en lo que te cuesta el envío.
- Tiempo: tienes que comprarlas, escribirlas y mandarlas.
- Tiempo: Si las haces a mano, mayor inversión de tiempo.
- Tiempo: El envío depende de otra empresa.
DIGITAL
¿Qué opciones tienes?
- Diseñarla tú mismo.
- Diseñarla mediante plataformas (Canva, Crello).
- Comprar plantillas.
A FAVOR:
- Son mucho más fácil de hacer.
- Tienen menor coste.
- Tiempo: Depende del método que uses para su diseño, y de si escribes mensajes personalizados para cada envío.
- Tiempo: El envío es inmediato.
EN CONTRA:
- Más frío, menos conexión con tu cliente.
- Tiempo: Si quieres personalizarlas tardas lo mismo que a mano.
- Diferenciarte es complicado, con la gran cantidad de emails que se reciben en estas fechas. Es muy fácil que borren tu email sin abrirlo.
- Es más difícil llegar a tus clientes.
Las felicitaciones a través de las redes sociales
Te he hablado de las tarjetas de felicitación navideña impresas y de las digitales, pero ¿qué pasa con las felicitaciones vía redes sociales? Evidentemente también debes tenerlas en cuenta y usarlas, ya que son una herramienta de márketing más:
- Son otro canal de comunicación.
- Debes cuidar el tono que uses en cada red social (en algunas puede que sea más profesional y en otras más cercano y familiar).
- Puedes llegar a mucho público distinto.
Te he puesto todas las cartas sobre la mesa.
Pero, ¿qué debes hacer? Mi recomendación es que tengas en cuenta tu presupuesto y tu tiempo. Crea un diseño que puedas imprimir y envías tu felicitación a clientes especiales, haz una versión para enviar por email y otras para compartir en las redes sociales que utilices habitualmente.
Puedes diversificar el alcance de tu campaña.
¡Y con ésto serás un crack!
4. ¿Cómo diseñar una postal de Navidad?
Antes de entretenerte en elegir los colores y las tipografías debes tener en cuenta dos requisitos muy importantes que te van a condicionar tu diseño: el público al que te diriges y el medio que vas a emplear para enviarla. La elección de estos dos puntos te va a condicionar desde el principio el formato de la postal.
Público al que te diriges
Te pongo varios ejemplos:
- Para tus clientes: una felicitación navideña agradeciéndoles su fidelidad, acompañada de un descuento.
- Para tus empleados: una felicitación en la que les agradezcas el trabajo y el esfuerzo del año.
- Para tus socios: una felicitación en la que les felicites por un buen balance económico, con propuestas de nuevos retos para el año siguiente.
- Para tu familia y amigos: una felicitación que contenga además de buenos deseos alguna anécdota familiar.
Pero no solo te influye en el mensaje que quieras enviar, si no en todo lo demás. ¿Podrías reutilizar para todos la misma parte gráfica? Pues depende, debes ser coherente con el público al que te diriges. Por ejemplo, si tienes que enviar postales a tu junta directiva igual lo más indicado no es hacer tus postales a mano. Sin embargo, si te mueves en el sector de la artesanía seguramente sea un plus que tus postales estén hechas por ti.
¿Y en qué formato?
El formato de la tarjeta de felicitación cambiará según el medio de envío que vayas a usar:
- Enviarla mediante servicio postal:
Debes contar con el tamaño del sobre en el que quieres enviarla, para no sobrepasar sus dimensiones. También deberás tener en cuenta el tamaño del sobre si haces la postal a mano e incluyes elementos que puedan sobresalir porque puede afectar a que la postal luego no te quepa en el sobre o te pongan algún problema en la oficina postal (Correos en España).
Si las envías a través del servicio postal te recomiendo que lo hagas cuanto antes, porque a medida que avanza el mes de diciembre este servicio suele tener retrasos. Lo ideal es que estuvieran en su destino a partir del 15 de diciembre. - Enviarla por email:
Esta opción es claramente la más libre en cuanto a formatos y dimensiones. Sólo te recomiendo que no envíes archivos que pesen mucho porque ralentizan el proceso de abrirlos, y puede que pasen de ellos. - Compartirla en redes sociales:
Para compartir tu felicitación navideña en redes sociales debes adaptarte sí o sí al tamaño de las publicaciones de cada red social y adaptar el diseño para cada una de ellas.
¿Qué opciones de diseño tienes?
Una vez que ya tienes claro tu público y el método de envío lo siguiente es el diseño. ¡Yuhuuuuuuuu! ¡Manos a la obra! Ahora te voy a contar qué tienes que hacer según la opción que hayas decidido tomar:
- Comprar felicitaciones ya hechas
- Diseñar tu felicitación a mano
- Diseñar la felicitación con las plantillas de diseño de las imprentas
- Diseñar la felicitación uno mismo con programas de diseño
- Diseñar la felicitación con aplicaciones online con plantillas (Canva, Crello)
- Comprar plantillas
Puedes comprarlas impresas
Esta es la opción clásica. Vas a un centro comercial, a tu librería de barrio y allí puedes encontrar un montón de opciones distintas. También puedes colaborar con alguna organización benéfica y comprarles a ellos tus tarjetas navideñas, como por ejemplo Unicef y Cruz Roja.
Otra opción, más social, es que acudas a algún centro que trabaje con personas con discapacidad. Si no tienen el producto a la venta seguro que puedes pedirles que te diseñen para ti una tirada.
Por supuesto también puedes comprarlas online, ahí la oferta es casi inabarcable.
¿Qué te recomiendo?
- Lo primero de todo que hagas una lista de todas las personas, instituciones y empresas a las que vas a enviar tu felicitación.
- Con ese número compra las tarjetas que necesites, y asegúrate de que tienen sobre.
- Para no liarte mucho escribe varias frases que puedas utilizar y combinar entre ellas, y escribe una pequeña personalización en cada una.
- Si quieres añadir un poco de creatividad puedes comprar pegatinas o rotuladores de colores y dibujar algún elemento a mano (por supuesto, ¡siempre coherente con el público al que va dirigida la postal!).
- También te recomiendo que incluyas tu logo, bien con otra pegatina o con un sello de caucho, o si no tienes ninguna de las dos cosas que adjuntes tu tarjeta de visita.
- En esta opción sabes que dependes del servicio postal, así que no tardes mucho en hacer el envío, que según se acerca la Navidad los tiempos aumentan.
Puedes diseñarlas a mano
Esta opción es para ti si eres muy creativo, se te dan bien las manualidades y sobre todo si tienes tiempo, porque diseñar a mano requiere al menos de un poco de tiempo. Las opciones que se te abren son inmensas. En Pinterest tienes infinidad de ejemplos para inspirarte.
Para que no te pierdas te dejo una planificación de los pasos que tienes que ir dando si quieres aprovechar al máximo tu tiempo en esta opción:
¿Qué te recomiendo?
- Primer paso: ¿cuántas? Tienes que empezar por algo muy sencillo: hacer una lista del número de felicitaciones navideñas que vas a diseñar y enviar.
- Elige el modelo o modelos, para ello te recomiendo que busques inspiración en Pinterest si no tienes claro qué es lo que quieres diseñar.
- Haz un boceto de la postal (o postales, si vas a desarrollar varios modelos). Cuando busques inspiración no solo debes fijarte en los colores o la tipografía, o en lo original que es la felicitación. Fíjate también en la composición que tiene, en cómo está distribuida la información y cómo se combina con la parte gráfica. Y en este caso también, en los materiales que usa.
- Haz un borrador de los textos que vas a utilizar, con las distintas felicitaciones que vas a escribir.
- Reúne todos los materiales, incluyendo los materiales auxiliares que puedas necesitar, como pegamento, tijeras,… Aquí el punto clave será la elección del soporte sobre el que vas a diseñar la postal: el papel. Piensa que debe tener suficiente gramaje para aguantar que lo manipules. Y también piensa (otra vez) en el público al que va destina la postal, porque el tipo de materiales que uses incluyendo el papel, dice mucho de ti y de tu marca.
- Y ya solo queda ponerte manos a la obra. ¡Disfruta del momento de creatividad!
- ¡No te olvides incluir en algún lugar tu logo! Puedes dibujarlo, pero también puedes imprimir pegatinas con él o hacer un sello de caucho.
- También puedes adjuntar tu tarjeta de visita 😉
Puedes diseñarlas con las plantillas de diseño de las imprentas
Esta opción está muy bien para ti si lo que quieres es no complicarte mucho, o necesitas enviar la misma versión de tu felicitación para mucho público, sin personalizar cada una de ellas (por ejemplo, si trabajas en un colegio y quieres enviar la misma felicitación navideña a todos los padres). Por supuesto esta es una opción para postales impresas.
Hay muchísimas imprentas online que ponen a tu disposición sus propias aplicaciones y plantillas para que te sea muy fácil obtener una felicitación de Navidad de manera rápida. El uso de estas aplicaciones suele ser muy fácil, y más o menos parecido:
¿Qué te recomiendo?
- Eliges una plantilla de las que tienen.
- Personalizas tu mensaje.
- A veces también puedes hacer alguna modificación de la parte gráfica.
- No te olvides de incluir el logo de tu empresa.
- Eliges tipo de papel, acabados y número de unidades y ¡listo!.
- Ten muy en cuenta eso sí, que debes imprimir tiradas con un mínimo de unidades, que dependerá de la imprenta que hayas elegido. Hay algunas que te permiten tiradas relativamente pequeñas, a partir de 25 unidades, pero lo normal es que tengas que hacer un mínimo de 50.
- Muchas también tienen la opción de que subas tu propio diseño, así que sigue leyendo, por que te enseño cómo diseñar tu propia felicitación navideña desde cero. 😉
Puedes diseñarlas tú mismo con programas de diseño
Aquí también tienes que empezar por una planificación de tu trabajo, para hacerlo lo más efectivo posible.
¿Por dónde empiezas?
Lo primero que debes pensar es cuántas felicitaciones vas a enviar, me refiero a si vas a tener distintos modelos o vas a utilizar el mismo para todos los envíos.
Cómo ya habrás hecho un listado de todas las felicitaciones que necesitas sabrás que tipo de público tienes, y si es necesario hacer distintas felicitaciones.
Si no quieres complicarte mucho puedes diseñar una sola tarjeta en la que después puedas introducir alguna modificación. Ten en cuenta también que si necesitas tu felicitación para las redes sociales deberás adaptarte a las medidas de las publicaciones.
Elige el formato, y ten en cuenta si después la vas a imprimir o no, porque entonces tendrás que ajustarte a unas medidas un poco más estándar para que la tarjeta impresa te entre sin problemas en el sobre. Aquí te dejo las medidas más frecuentes en las imprentas:
- A6: 105 mm x 148 mm (210 x 148)
- Cuadradas: 120 mm x 120 mm (240 x 120)
- DL: 99 mm x 210 mm
- A5: 148 mm x 210 mm (297 x 210)
- Apaisadas: 210 mm x 105 mm (420 x 105)
Otra decisión de diseño que debes tomar es si la tarjeta será a una sola cara o más caras. Yo te aconsejo hacerlo a una sola cara incluyendo un mensaje corto de felicitación, para después completarlo con un mensaje personalizado en el reverso si la imprimes o en el email en el caso de que sea digital.
¿Cuál es el tono de la felicitación?
Este punto es clave para definir el diseño, por que te va a condicionar el resto de elementos: tipografía, color y gráficos. ¿Cómo puede ser la felicitación? Divertida, graciosa, festiva, seria, elegante, infantil…
¿Cuál es el estilo de la felicitación?
¿Qué estilos puedes elegir?
Pues el clásico, el religioso, el nórdico, el minimalista, … Fíjate bien en cómo se distribuye la información y cómo se combina con la parte gráfica, y hazte un boceto.
Los colores de la Navidad
Busca el equilibrio entre los colores que representan la Navidad y los colores de tu empresa.
Las tipografías navideñas
En la elección de la tipografía para las tarjetas navideñas tienes mucha más libertad que para otras piezas de diseño. Y parece además necesario que fluya un poco la creatividad.
Pero recuerda estas pautas:
- Aunque puedes dar rienda suelta a tu creatividad no olvides a tu público objetivo, el tono y el estilo de la felicitación. La tipografía deberá encajar con estas condiciones.
- No utilices todas las tipografías que te gustan a la vez (2-3 está bien, a no ser que tu diseño se base sólo en tipografía, en lettering).
- Procura que se lean bien (no pierdas de vista que el mensaje escrito también debe llegar), y utiliza las más recargadas para palabras sueltas o textos muy cortos.
¿Y cómo escribes los mensajes?
Una buena felicitación navideña debe ser sobre todo visual, y mantener el equilibrio entre texto e imagen, así que evita los textos y frases largas. Para simplificar, en el caso de que tengas que enviar mensajes distintos, puedes escribir varios mensajes tipo, y combinarlos entre ellos para intentar hacer cada felicitación un poco más personalizada.
El espacio del que dispones es limitado, así que debes crear textos breves y eficaces, usando un lenguaje sencillo y directo. Si vas a mandar algún mensaje más que requiera de una llamada a la acción, (por ejemplo una oferta especial, una consultoría gratuita), añádelo al final del texto, y explica qué es lo que tiene que hacer para recibir esa gratificación (aprovechar el descuento con un link concreto, reservar la consultoría en unos días concretos…).
¿Fotografías o vectores?
Cualquiera de estas opciones es muy buena, te dejo una serie de recomendaciones:
- Si decides utilizar fotos procura que tengan espacio vacío para poder escribir tu mensaje.
- Utiliza siempre imágenes con buena resolución (no hay nada más feo ni más cutre que una fotografía de mala calidad y pixelada).
- Para adecuar tu paleta a la imagen que vayas a utilizar puedes usar esta aplicación de Adobe, que te permite hacer paletas de colores a partir de fotos.
La edición final
- Si no lo has hecho ya haz las versiones que necesites para redes sociales, teniendo en cuenta las dimensiones de las publicaciones. Probablemente tendrás que hacer algún ajuste en tu diseño y redistribuir los elementos para que quede perfecto.
- Corrige la ortografía y revisa todos los textos, puedes haber cometido alguna errata.
- Convierte los textos a curvas (o contornos) para que no haya ningún problema y no se te desconfigure tu diseño.
- Guarda el archivo con el modo de color adecuado, te recuerdo que debes usar CMYK si el archivo es para imprimir y RGB si lo vas a enviar por email o compartir en redes sociales.
- Además, si vas a imprimir tu tarjeta en alguna imprenta online busca las especificaciones (tipo de archivo, perfil de color, sangrías) que tienen para que tu tarjeta navideña se imprima sin problemas.
- Los formatos que te aconsejo que uses son pdf o jpg.
Aplicaciones online que puedes usar
En ambos casos tienes dos opciones: o utilizar una de las plantillas que traen estas aplicaciones (y hacer alguna modificación para personalizarla) o diseñarla desde cero. Cualquiera de las dos opciones es válida, y dependerá del tiempo que tengas, de lo que quieras complicarte y de los conocimientos que tengas de diseño.
Las aplicaciones que yo te recomiendo para esto son Desygner, Canva y Crello.
Su uso es muy sencillo, puedes añadir elementos gráficos, modificar los textos, cambiar la imagen de fondo. Y tienes muchos ejemplos, las tradicionales, con dibujos, fotografías y distintos estilos, desde los más clásicos hasta los más graciosos.
Para concluir, solo decirte que lo más importante a la hora de enviar tus postales de felicitación de Navidad es que disfrutes con ello. Además, la creatividad y la personalización son los elementos más determinantes para no pasar desapercibido. Así que tres últimos consejos:
- Diviértete en el proceso de creación y búsqueda de la opción más idónea.
- Pon tu imaginación a funcionar.
- Busca emociones que reflejen lo mejor de ti y de tu empresa…
¿Necesitas felicitaciones de Navidad?
¡Despega con Atómica!
Desde Atómica Creativa puedo ayudarte a diseñar tu historia. Desde cero o mejorando tu identidad. Quiero colaborar contigo para hacer despegar tu aventura, tu negocio o tu proyecto personal. Cuéntame lo que quieres conseguir y lo que necesitas y me pondré en contacto contigo para charlar sobre ello. ¡Anímate a despegar!
Algo bastante novedoso para celebrar Navidad. Espero encontrar más cosas así en Internet.